65.- SEMANA SANTA: LA MANTILLA

Durante Jueves y Viernes Santo en toda España y por supuesto en Burgos  las mujeres  rescatan la tradición de las mantillas para visitar  y acompañar a las cofradías en las procesiones;   en torno a la mantilla existe un código estético y tradicional, por lo que las mujeres que así se visten deben respetar un protocolo en cuanto a la indumentaria.
Para ser fiel al protocolo, el vestido de mantilla negra se hace indispensable en Jueves y Viernes Santo. La de color blanco ser reserva para el Domingo de Resurrección, y solo se utiliza cumplida la mayoría de edad, 18 años.
VESTIMENTA    
La sobriedad y la sencillez rigen el vestuario para asistir a las procesiones y actos  religiosos, durante la Semana Santa.

Vestido negro, elegante y sobrio, nada ostentoso. Los mejores son los rectos o de tubo, siempre con el largo por debajo de la rodilla, con manga francesa o larga, y también traje de chaqueta igualmente en negro. Las telas pueden ser de terciopelo, seda, muaré, crepé, si bien no de encaje.  No está permitidos ni  la minifalda, ni los pantalones y se deben evitar los escotes pronunciados, ya que se va  a asistir a los Santos Oficios,  a visitar los templos, y a acompañar los pasos; la ropa de abrigo deberá ser en tonos oscuros, con preferencia del negro.


 COMPLEMENTOS
Es  de esas ocasiones que menos es mas; por lo que   nada de collares ni muchas joyas, siempre hay que recordar que quien viste mantilla va de luto.    Alguna pulsera discreta y sin reloj, y si se quiere, anillo o alianza. Los pendientes de plata vieja, las perlas y las medallas son los complementos ideales.
 Como bolso, uno negro clásico de mano, junto con un rosario.
Opcionalmente se pueden llevar  guantes hasta la muñeca, calados o de encaje.
Los zapatos de salón negro sin plataforma  y de tacón medio.
El maquillaje debe ser lo más natural posible, sin colores fuertes para los labios y los ojos El pelo deberá ir recogido en un moño bajo, que no sobresalga de la nuca

MANTILLA
La mantilla debe ser de color negro. Será confeccionada en tul, chantilly o blonda. Las de chantilly son las más espectaculares y elegantes por su ligereza.
Para el Jueves Santo, se coloca dejando la frente despejada, en cambio, el Viernes Santo, la mantilla debe cubrir la frente unos dos centímetros.
La peineta es el principal complemento de la mantilla:  
Si se luce vestido de mantilla, ésta debe ir bien puesta. Hay que elegir una peina o teja de carey en función de la estatura, ponerla centrada y sobre ella colocar con mimo la mantilla de tal manera que los picos estén a la misma altura, y que  nunca sobrepasen el largo del vestido y encajar bien la peineta  en el cabello recogido en un moño, y sujeta con un broche sencillo.












Las peinetas pueden  ser de diferentes tonalidades, desde las más claras a más oscuras, de formas redondas, cuadradas y rectangulares, y también pueden ser lisas o con dibujos calados; las que más se usan son las rectangulares con remate semicircular.

La mantilla es una prenda femenina popular en España. Las primeras mantillas eran usadas por el pueblo, a modo de velo o manto de abrigo sin finalidad ornamental y sin peineta, que sería un complemento posterior. El tejido usado para su confección cambiaba en el norte y en el sur, mientras que en la zona norte se utilizaban tejidos tupidos para abrigarse, en la zona sur se utilizaban tejidos como la seda con fines meramente ornamentales. Se distinguían las mantillas de “fiesta” que podían ir finamente decoradas y que se lucían en ocasiones señaladas mientras que las de “diario” eran más sencillas. A principios del siglo XVII, comienza a utilizarse como una pieza más ornamental en el vestuario femenino, al sustituir el paño por encajes, y en el siglo XVIII la mantilla comienza a ser utilizada por las mujeres de la nobleza y de la alta burguesía, como se aprecia en retratos pintados por Francisco de Goya.

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